Cada etapa en la vida tiene sus pro y sus contra. Se habla de la adolescencia como una de las peores, sin embargo, hay personas que disfrutaron mucho esa época. Para algunos, sus mejores experiencias estarán en los veintes, treintas o sesentas.
En este post quiero enfocarme en los cuarentas, esa década mágica donde el autoestima se fortalece, normalmente se conocen bien los defectos y las virtudes, se han aceptado y han aprendido a valorarse más. Saben elegir amistades, por lo tanto, se alejan rápido de las personas que les roban su energía y solo les importa las opiniones de la gente que saben que se mantendrán en su vida a lo largo del tiempo. Pueden replantearse la vida que quieren, proponerse a realizar sus sueños y valoran el aquí y el ahora.
Sin embargo, no todo es un plato de buen gusto. Durante esta etapa, podrían sentir el “vacío hacia adelante o el vacío hacia atrás”, pensar que no han hecho lo suficiente o esa incertidumbre de no saber que pasará los siguientes años.
A los cuarentas, se suele ser mas productivo, tener mas habilidad profesional e incluso atender puestos más directivos, pero en ocasiones todas esas capacidades son etiquetadas como sobrevaloradas.
Es posible que a esa edad los padres rocen los setenta años o más, por lo que requieren cuidados especiales y algunos estén cerca del promedio de vida, por lo que hay temor a la ausencia. Si tienen hijos, estarán pronto a dejar el nido o deberán estarse adaptando a nuevas tendencias. Por lo que vivir el cuarto piso, podría resultar a veces en un tiempo muy difícil.
Es importante, en cualquier etapa de la vida, enfocarse en el presente, poder rescatar todo lo positivo y todas las experiencias adquiridas, y si es necesario reinventarse y así fortalecerse para los siguientes tiempos. Apoyarse de esas amistades verdaderas y seguir soñando en el futuro.
Menos es más. Valora los detalles, lo que realmente trasciende en la vida y despréndete de lo superficial. Rodéate solo de la gente que amas y las que pueden enseñarte cosas nuevas. Y si te encuentras en el camino a alguien que requiere tu ayuda, otórgasela. No dudes de enseñar también y convertirte quizá en el mentor que siempre quisiste tener, crear la empresa donde siempre soñaste trabajar o simplemente tratar a la gente como siempre has querido que te traten.

Dedicado a mis amigas y amigos que viven el cuarto piso que amo un montón. Cuentan conmigo siempre! Y a mis pacientes en quienes pienso siempre para llevarles la mejor guía.